Origen emocional del dolor
Estimado lector, esta entrada recoge un pequeño resumen del libro ‘La mente dividida. Una epidemia de trastornos psicosomáticos de John E. Sarno.’ Dejo a tu propio criterio el profundizar en su lectura que no recomiendo a no ser que seas un profesional holístico y el tema te interese mucho. A nuestros clientes solemos recomendarle un libro anterior, titulado ‘Liberate del dolor de espalda’, cuando queremos introducirlos en el tema del dolor de origen emocional.
Existes desde un tiempo anterior a tí
Según la experiencia de Método Cronos, lo que Freud llamó ‘it’.. o niño primitivo, es la memoria emocional del tiempo anterior al desarrollo del ego o personalidad. El tiempo anterior a nuestra percepción de nuestro hilo temporal. Se corresponde con el tiempo de bebé… y es el depósito de la experiencia materna vinculada al registro emocional del tiempo de crianza. Más menos de los 0 a los 3 años. El it se retroalimenta con las emociones que reprimimos.
El resumen comienza aquí. (la cursiva es mía).
El It, el ego y el super ego
Freud describió el it como el yo fundamental, la persona básica que existe en cada uno de nosotros, y el ego como un componente que ha sido creado para protegerlo: el ego es después de todo una porción del it, una porción que ha sido rápidamente modificada por la proximidad del amenazante mundo exterior. Yo agregaría que, desde una perspectiva darwiniana, el ego evolucionó a partir del cuerpo emocional (it) para salvarlo de la extinción que sufrieron sus primos evolutivamente menos afortunados.
Uno podría decir que el ego se desarrolló como respuesta al imperativo evolutivo primordial: sobrevivir. Freud comprendió la necesidad de observar y analizar el ego (o personalidad). Él lo llamó el órgano sensorial de todo el sistema. El ego interpreta el mundo para el cuerpo emocional (it o niño primitivo), y lo protege de este mundo.
Para cumplir su función, el ego (la personalidad), debe de ser racional, lógico y tener conciencia del tiempo.
La memoria emocional es intemporal
Freud basó sus conceptos de la conciencia corporal (it) en un estudio sobre los sueños de sus pacientes y en una exploración de sus neurosis. Lo veía como algo oscuro caótico infantil primitivo y capaz de impulsos simultáneamente contradictorios.
Especialmente importante es el hecho de que el (it/memoria emocional) es intemporal. No hay nada en el (it/memoria emocional), que corresponda a la idea del tiempo, escribió Freud. No existe ningún reconocimiento del paso del tiempo, y algo asombroso y que merece la atención de los filósofos: no hay ninguna alteración de sus procesos mentales que se haya producido por el paso del tiempo. Los impulsos del deseo que nunca han ido más allá del (it/memoria emocional), y también las impresiones que ha sido enterradas en él por la represión, son prácticamente inmortales; después de décadas, se comportan como si acabasen de suceder. Solo puede ser reconocidas como pertenecientes al pasado. El factor tiempo es muy importante para la comprensión de la psicología de los trastornos mente cuerpo.
El superego
Y por si las cosas no fueran lo suficientemente complejas, la mente ha desarrollado otro aspecto más, el superego que Freud definió en términos morales. Según él, para el superego no solo tienes que sobrevivir sino que, además, debes hacerlo teniendo éxito como individuo. Mi propia experiencia con los trastornos psicosomáticos le añade otra dimensión más a la influencia del superego: no solo debes de ser una persona moral, sino que tienes que ser un santo. Has de ser perfecto y bueno.
¿Cómo reacciona el ‘it’ (niño primitivo) ante estos imperativos?
Las presiones a las que nos sometemos y las acciones de superego enfurecen al (niño primitivo), it. Todo lo que el narcisista it quiere es satisfacer sus deseos de confort, placer y dependencia, pero en lugar de eso se le presiona para que sea un adulto responsable. El resultado puede ser dolor, tristeza, ira y rabia. Al dolor y la rabia generados en la infancia se le agregan las emociones provenientes del conflicto entre el primitivo niño residual que reside en todos nosotros y las presiones impuestas por la vida _relaciones personales, trabajo, obligaciones sociales_ y además, el superego.
Origen de las resistencias
En la opinión de Freud las ideas reprimidas eran censurables y por eso el ego y el super ego las habían mantenido fuera del alcance de la mente consciente. Después de todo el super ego es el guardián de la moral. En nuestra opinión como los sentimientos reprimidos son peligrosos y dolorosos, antes que inmorales, y el impulso por reprimirlo se debe la necesidad de proteger a la totalidad del individuo. Los síntomas-dolor, molestia, depresión o lo que sea, son activados únicamente para reforzar la represión y proteger a la persona del sufrimiento y el dolor mental.
El miedo está en el origen de toda resistencia
Esta visión más amplia, según la cual el superego estimula la rabia inconsciente al perseguir el perfeccionismo y el ideal de ser bueno, es consistente con la idea de la represión como una protección frente a sentimientos que son peligrosos. Lo que Freud llamó resistencia es visto entonces como una respuesta al gran miedo que producen estos sentimientos reprimidos y como una reticencia a experimentarlos, no porque sean moralmente censurables como sino porque son peligrosos y dolorosos.
Por tanto prepararse y entrenarse para enfrentar los sentimientos reprimidos es garantía para que nuestro inconsciente dé el permiso para liberarlos
La hostilidad, la agresión y la ira no son sinónimos
Las dos primeras son observables y son consecuencias de la ira inconsciente. No vienen incorporadas. Otro error es creer que la ira es siempre consciente y contenida, ya que puede ser ostensible, consciente y contenida, o inconsciente y reprimida, y estar completamente fuera de la conciencia de la persona. En el caso de la ira inconsciente, es probable que no sea una respuesta a necesidades de hostilidad y agresividad, sino una reacción frente a las presiones que las circunstancias de la vida le imponen al individuo, o que este se impone a sí mismo, lo cual produce una ira aún mayor.
Alexander apoyaba esta idea y señaló que los pacientes que desarrollaban hipertensión generalmente habían sido muy agresivos durante los primeros años de su vida, y luego, a menudo durante la pubertad, al descubrir que su agresividad los hacía impopulares, se habían convertido en personas dóciles que se intimidaban fácilmente. Estos pacientes afirmaban que tenían que realizar un esfuerzo consciente para controlarse a sí mismos.
Las fuentes de la ira son las presiones internas y externas, la amenaza de ser controlado por otras personas y las presiones a las que uno se ve sometido por su propio superego.
Abuso emocional, físico o sexual
El niño que crece en el mundo moderno, e independientemente de su estatus socioeconómico, puede ser víctima de abuso emocional, físico o sexual, todos los cuales producen ira inconsciente. El niño que ha sufrido un abuso puede sentirse triste, infeliz o asustado, pero la rabia está prohibida y esta prohibición está interiorizada. La rabia está ahí, en el inconsciente, y ahí se queda. Se va acumulando y es permanente porque no hay sentido del tiempo en el inconsciente.
Abuso emocional sutil
Cuanto más llevo en este trabajo, más me impresiona la omnipresencia de un cierto tipo de abuso emocional sutil que no es fácil de detectar. Invariablemente, cuando les pido a mis clientes que te escriban su infancia me dicen que fue normal, que no hubo ningún problema. Pero luego, cuando comienzo a pedirles detalles, un retrato muy distinto comienza a emerger. Si pregunto, ¿cómo era tu padre?, mis pacientes admitirán que era muy estricto, que lo veía muy poco, que dejó la educación de los niños en manos de la madre, que era inestable, especialmente cuando acumulaba mucho estrés laboral, que él y la madre peleaban continuamente, o que se separaron cuando el paciente tenía 5,10 o 15 años.
El niño necesita presencia
Hay muchas formas de establecer reglas, el niño en crecimiento no necesita sentirse intimidado por sus padres y no debería tener una necesidad permanente de evitar la desaprobación. Mucha gente sigue con esta necesidad durante su vida adulta porque le fue implantada profundamente en la infancia.
Cuando les pregunto: y qué me dices de tu madre ¿fue tierna y afectuosa?
La respuesta suele ser: bueno, a menudo estaba enferma o malhumorada y los hijos teníamos que ayudarle en muchas cosas, o: nunca pude ser lo suficientemente buena como para que estuviese contenta conmigo. o generalmente, me menospreciaba si sacaba un bebé en un examen me preguntaba por qué no había conseguido un 10 punto y aparte el niño en desarrollo necesita cariño, aprobación, modelos que seguir. Orientación
Las presiones de la vida
El niño primitivo está bajo presión no sólo por parte de nuestros propios impulsos por ser perfectos y buenos, sino también por parte de factores externos: trabajo, carrera, familia, situación económica, enfermedad, envejecimiento mortalidad, por señalar algunos de los más importantes.
Estas presiones son más fáciles de comprender que las autoimpuestas porque pueden ser observadas de forma objetiva. Entre todas contribuyen significativamente a llenar el depósito de la ira que todos tenemos. Tradicionalmente, estas presiones ambientales se las ha llamado factores estresantes. Prefiero llamarlas presiones porque este término incluye factores que generalmente no son considerados estresantes como ser un buen marido o una buena esposa, un buen padre o una buena madre, o un buen hijo o una buena hija, y porque alude a la idea de que hay algo en la psique que está siendo presionado, una idea esencial para los conceptos presentados aquí.
El imperativo del síntoma
Como el imperativo del síntoma es muy importante, voy a repetir los fundamentos en los que se basa. Si la psique ha producido un síntoma físico como el dolor de espalda o un síntoma emocional como una depresión, y este síntoma experimenta un alivio transitorio sin que se aborde la dinámica emocional subyacente, la psique simplemente creará otro síntoma para tomar su lugar, generalmente, un síntoma más grave.
La medicina convencional es conocedora de que las emociones pueden empeorar una enfermedad en curso, pero parece ser incapaz de aceptar la idea de que los síntomas puedan ser iniciados en respuesta a estados emocionales. Las alteraciones químicas y fisiológicas que causan esos síntomas sean físicos o afectivos, son producidas por emociones inconscientes.
El cuerpo es nuestro yo más sincero
De acuerdo con mi experiencia como el objetivo de los síntomas es distraer a la mente consciente y protegerla de las emociones peligrosas, los nuevos síntomas son necesarios para garantizar la continuación de la misión protectora.
Los síntomas del Q fueron eliminados por una serie de placebos. Se curó el síntoma, pero su causa profunda no fue abordada. Y al desconocer la verdadera causa del síntoma, el cerebro simplemente produjo nuevos síntomas, proceso que puede seguir indefinidamente, como sucede con millones de personas. El peligro potencial reside en el hecho de que el síntoma sustitutivo puede deberse a una patología grave: un proceso autoinmune, cardiovascular o neoplásico como en el caso del señor Q.
Otro caso breve que ilustra el imperativo del síntoma
Reeducación corporal: el camino hacia la ecoeficiencia personal
El conocimiento de las complejidades y misterios del inconsciente ha sido el regalo que nos ha dejado Freud. Pero él subestimó el poder de la mente al no reconocer que esta podía alcanzar sus objetivos alterando la fisiología mediante la manipulación del sistema autónomo, inmune y neuroendocrino. Los muchos años de trabajo con nuestros clientes y sus equivalentes proporcionan amplias evidencias de este poder.
Quienes somos y en qué consisten nuestras vidas son las dos causas más comunes de síntomas que nos originan dolor.
- Recuerdo a un joven que, durante una sesión se dio cuenta de que posiblemente había estado generando una gran cantidad de rabia interna porque tardaba tres horas en ir y volver el trabajo, y le quedaba muy poco tiempo para dedicarle a su pareja y a sus hijas.