Quizás, hace 50 años este texto sobre la vejez y la muerte no habría tenido sentido en nuestras vidas, pero lo cierto es que, en pleno siglo XXI, una mayoría de personas siguen enfermando, envejeciendo y muriendo con rabia, miedo y dolor en sus corazones. Aunque, en verdad, este tema ¡No es asunto mío!… pues, en conciencia, cada persona tiene la responsabilidad sobre su propia vida.
Mi «asunto» es decir que ya es posible vivir sanos y felices hasta el final de la vida y, sobre todo, hacerlo realidad.
Muerte en Vida
A lo largo del tiempo, los humanos hemos crecido considerando natural que las personas al madurar envejezcan y enfermen, perdiendo progresivamente sus capacidades hasta necesitar, en la práctica, los mismos cuidados que un niño o un bebé. Esta memoria de pérdida y deterioro de las capacidades funcionales llamada «vejez» está tan arraigada en la memoria emocional de los humanos que una mayoría de personas la aceptan como un imperativo biológico o genético. Sin embargo, ya es posible vivir sin enfermar y también hacerse mayor sin perder capacidad funcional, si se sabe vivir de forma sostenible adaptando el gasto energético a las necesidades propias de cada etapa y, sobre todo, si no se malgasta energía en quemar rollos emocionales que no nos corresponden.
No se trata de cómo morir, sino de cómo vivir
Las personas nacemos con un presupuesto energético algo así como una dote que nos permitirá superar con éxito las etapas de infancia y juventud en las que irán apareciendo, una tras otra, las lecciones que necesitamos aprender para ponernos al día, dejando atrás la memoria/tiempo de nuestros padres y abuelos instalada de forma inconsciente en el periodo de concepción, parto, lactancia. Si al niño y al joven se le educa para ir asimilando el PRESENTE y a la vez ir eliminando el pasado (se llama actualizar), madurará física, mental y emocionalmente, convirtiéndose en un adulto fuerte y seguro de sí mismo.
Mantente funcional (sano), actualizando tu sistema operativo personal

Si te digo que es posible vivir sin enfermar, en buena forma física y mental, hasta el fin de nuestras vidas ¿Me creerías?
El secreto de hacerse mayor sin enfermar y envejecer está en las memorias de todos los que nos han precedido…
… La senilidad o es sanada o nosotros morimos. Nos ahogamos en nuestra negatividad acumulada. O ganamos el juego de la evolución energético-espiritual o nos matamos con las enfermedades emocionales y físicas…
… Aun cuando las personas se vuelven seniles, lo niegan, no lo examinan ni lo estudian para encontrar una cura. Envejecer está considerado como una enfermedad incurable. Esto significa muerte. Muchas personas dicen: “Yo no le temo a la muerte, pero no quiero ponerme viejo”. Leonard Orr
Cómo enfrentar la muerte con dignidad
Un dato: cuando los abuelos están demasiado presentes en el día a día de sus nietos les trasmiten el sentimiento de que la vida es más costosa. Las personas «viejas» que no se mantienen actualizadas dan un ejemplo vivo de lo que se puede esperar del futuro y generan un sentimiento mayor de desconfianza en la vida. ¿Para qué crecer y hacerte mayor si al final nos espera esto? Cuando los abuelos están débiles y con poca salud son una fuente de transmisión de miedos para los niños y si estos se sienten atraídos es por la gran necesidad que los abuelos sienten por la carga de futuro que sus nietos les aportan. Es algo descorazonador, pero, para muchas personas mayores, la única forma de ver el futuro es a través de los ojos de sus nietos.
Vejez y muerte el gran tabú del siglo XXI
Es prácticamente imposible encontrar ejemplos vivos de personas que hayan madurado con la suficiente «frescura» física y mental, y los pocos ejemplos que existen, se exponen en documentales que alaban el agua, el alimento o las bondades de un ecosistema concreto. Si durante mucho tiempo, el sexo fue el gran tabú, lo cierto es que la vejez y la muerte han ocupado su lugar en nuestra sociedad y no es de extrañar que el auge del erotismo literario u otras pulsiones en vías de desarrollo (adicción a los videojuegos, entre otras), esconda la sombra del miedo al futuro, a hacerse mayor y a morir ya que reproducción y muerte están ligadas en la evolución de nuestra conciencia.

Acerca de la confianza en la Vida
Etimología: Proviene del latín “confidentia“, y en donde el prefijo “con” significa “junto”, “todo”, “con”, y en donde el término latino “fides”, singfica “fe”. Significa tanto como “con toda la fe”, “con absoluta convicción “.
La confianza es propia de personas fuertes y seguras de sí mismas; personas que han aprendido de sus errores adquiriendo una lectura positiva de los mismos. Y aunque suele argumentarse, a menudo, la confianza no es propia de niños o ignorantes, lo que ocurre es que niños e ignorantes, al tener limitada su capacidad de observación y no cuestionarse, pueden ser engañados con más facilidad.
Confianza en la evolución humana
Tal y como muestra este vídeo de forma alegórica, la vida nos muestra su amor eterno, dándonos una y otra vez la oportunidad de renacer para seguir evolucionando a través de la historia adquiriendo CONFIANZA en la evolución humana. Hombres y mujeres, desde el comienzo de los tiempos, hemos sido protagonistas de todo tipo de situaciones con la única finalidad de generar experiencias que nos lleven a una mayor comprensión de lo que es la vida, de lo que es el amor, que siempre estuvo ahí…presente, aunque no supiéramos verlo como tal.
Conflictos entre «razón» y emoción
A propósito de la confianza, hoy he despertado con dos imágenes que a mi modo de ver reflejan el sentir de aquellas personas que todavía luchan por mantener el control de sus emociones en lugar de escucharlas y aprender a equilibrarlas de forma natural. Negar tus emociones, impide que te conozcas y el desarrollo de una mayor confianza en ti mism@.
Confiar en ti mismo

Para desarrollar la confianza, empieza por desarrollar tus capacidades
En la primera imagen se ve una persona con un equipo como el que se usa para hacer descenso de cañones, flotando en un gran río caudaloso; la persona se deja arrastrar confiando en que la corriente la llevará a su destino. Esta imagen refleja la actitud que hay que adoptar cuando lo que sentimos es superior a nosotros; cuando nos vemos inmersos en procesos de superación personal enfrentados al desarrollo de nuevas capacidades y tenemos miedo de ser arrastrados.

2º confía en los demás. Deja de correr

La segunda imagen que ha aparecido esta mañana en mi mente venía acompañada de una musiquita similar a la del espectáculo de Benny hill en cuyos capítulos emulando a lo mejor del cine cómico todos acaban corriendo en pos del otro. En estos casos te sientes como si todo a tú alrededor se moviera a un ritmo vertiginoso y al tratar de controlarlo todo acabas tenso/irritado/quemado. Es como si el exterior girase a la velocidad de un tornado y lijara la parte de ti que permanece quieta «observando» … ¡Y sin tirarse al agua!
Controla en tu interior. Deja que suceda en el exterior
Deja de mirar, deja de escuchar y de hacer comentarios que no vienen a cuento. Desconecta y deja que los cambios en el exterior se ejecuten por sí mismos. ¡Confía en los demás! ¡Confía en el exterior! Esta segunda fase siempre sucede a la primera fase ya que solo es posible confiar en los demás cuando has adquirido la suficiente confianza en ti mismo como para que el mundo no te parezca un sitio hostil.
Se paciente, no te compares, se tu propia guía
Suele pasar que muchas personas que han superado la primera fase de confianza en ellos mismos fracasan en la segunda al impacientarse y no respetar los tiempos de ejecución/aplicación que todo proceso de superación personal (salud/dinero/amor) REQUIERE para ser aplicado en el exterior, en la conciencia de los que te rodean.
En realidad, eres tú el que «corre», se acelera y proyecta esta impaciencia en las personas de tu alrededor. Algunas veces se te olvida que una vez has dado el «sí quiero» que es como darle al «intro», hay que esperar que el proceso se descargue, instale y ejecute por sí mismo. Ten presente que en esta labor hay muchas otras personas involucradas y hay que respetar el ritmo natural o biorritmos de las cosas.