Contar historias es la forma más poderosa de poner las ideas en el mundo
Leí incontables historias pero hubo un libro que me impactó especialmente: Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. En su final, triste y esperanzador a la vez, cada uno de sus protagonistas memoriza un libro para preservar su contenido, dado que la lectura/escritura está prohibida en ese oscuro futuro. Esa imagen ha vivido en mi interior todos estos años como una bella metáfora que me hace vibrar cada vez que interactúo con otro ser humano y repito para mis adentros: ¡es un libro! ¡Contiene una historia! ¡Tiene algo que contarte! Etc. Y sin darme cuenta aquella bella metáfora se convirtió en el leitmotiv de mi labor profesional.
Y tú ¿Recuerdas tus expectativas infantiles?
Hace tiempo descubrí que la realidad siempre supera a la ficción y que, al igual que en la novela, cada persona es una historia viviente, una historia que puede ser escrita, contada, editada y, ciertamente, REESCRITA. Lo que permite recuperar aquellos capítulos que no se ajustan a las expectativas de nuestro niñ@ interior. ¿Acaso hay algún niño o niña al que le guste sufrir, o ser feo, o estar enfermo, sin amor o con un trabajo horrible? ¿Y qué pasa si ahora estás sufriendo, no te sientes atractiva o atractivo, estás enfermo o enferma, no tienes amor y tu trabajo no te apasiona?
¡Pues que estás viviendo en una historia horrible y necesitas RE-escribirla!
Te dejo con una de mis ideas preferidas…
Toda persona con la que te relacionas tiene una historia que contarte. Share on X